Al cumplirse cien años de su nacimiento, se sintió la presencia de su memoria y su legado histórico. La expectativa es que las actividades propias de la celebración y la existencia de la casa- museo estimulen el conocimiento y la reflexión política misma que se deriva de su obra, desconocida por las nuevas generaciones.
Con una programación diversa en materia cultural y la apertura de la Casa Museo Guillermo León Valencia, gestionada por la Nación en el centro de Popayán, se dio inicio ayer en la capital del Cauca a los actos de conmemoración del natalicio del ex presidente payanés, que concluirán en un mes con la visita del Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez. Una casa bellamente restaurada y adecuada para conocer la vida y obra de este payanés ilustre que merece conocerse y estudiarse. El diseño moderno de las salas que recrean su trayectoria con fotografías, textos, medallas y otros elementos de importante valor, contrasta con la antigua casona bellamente organizada vigilada por la imagen del “Cachorro”, uno de sus legados a la tradicional Semana Santa de Popayán.
Poseedor de una personalidad calificada como arrolladora, como lo confirman los testimonios todavía vivientes de su vida personal y política, como se afimara ayer el Gobernador del Cauca en la ceremonia inaugural de la conmemoración, Guillermo León Valencia era “alguien para el que la palabra era un instrumento que le brotaba a borbotones, que llenaba todos los recintos y retumbaba sonora en las mentes de quienes se embelesaban con su conversación sin par”.
Promotor del Frente Nacional, asumió la presidencia el 7 de agosto de 1962, luego de derrotar a Jorge Leiva y Alfonso López Michelsen. Pasada la mitad del siglo reivindicaría la frustración de su padre, el Maestro Valencia de llegar a la Primera Magistratura de Colombia. Tenía el país en la cabeza, así como la grandeza y la convicción de luchar sin temores por causas como la de la paz, por cuenta los brotes guerrilleros que empezaban a desangrar los campos colombianos, cuyo tratamiento significó una época de singular trascendencia para el país.Como se destacó ayer, no fue Valencia la expresión estereotipada de los Jefes de Estado de América Latina, su estilo de caballero quijotesco, con el temple de su personalidad, la mordacidaz de sus respuestas e ingeniosos apuntes, siguen siendo fuente inagotable de crónicas, conversatorios y caricaturas.
Como anotaba el alcalde en su intervención “Guillermo León Valencia fue un bienaventurado del pensamiento creador; llegó a niveles superiores de conciencia y por eso comprendió que no podría cambiar jamás su información genética.
Aprendió de su padre, poeta universal, que triunfador no es el que vence a los demás, sino el que se domina a sí mismo”. Dones que le hicieron un pensador afortunado, con una independencia sicológica para decidir y no esperar nada de los demás.
Al cumplirse cien años de su nacimiento, se sintió en la ciudad la presencia de su memoria y su legado histórico. La expectativa es que las actividades propias de la celebración y la existencia de la casa- museo como espacio para recrear su pensamiento y vida, estimulen el conocimiento y la reflexión política misma que se deriva de la obra de mentes superiores y grandes hombres que enriquecen la historia del Cauca y su pléyade en un pasado glorioso, aún ajeno para las nuevas generaciones.
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